Mostrando entradas con la etiqueta estrés. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta estrés. Mostrar todas las entradas

viernes, 19 de septiembre de 2014

¿Eres una persona tóxica?


Se ha escrito mucho sobre las personas tóxicas, qué son, cómo identificarlas y cómo "combatirlas", pero te has preguntado alguna vez si ¿tú eres una persona tóxica para los demás?

Naturalmente la respuesta automática es...


"¡NO!, ¿¡cómo voy a ser yo una persona tóxica!?"

Lejos de apostar aquí por la existencia de una personalidad tóxica, podríamos hablar de conductas que serían más o menos tóxicas, estas conductas las realizaríamos con mayor o menor frecuencia en nuestras vidas y las realizaríamos hacia pocas, muchas o todas las personas de nuestro entorno.

Por lo tanto, ya tenemos una dimensión o continuo en la que podremos situar a los demás y a nosotros mismos: en un extremo los que nunca son tóxicos con nadie en ninguna situación, y a medida que vamos desplazándonos y aumentando nuestra "toxicidad" (y permítanme la expresión) iremos realizando más conductas tóxicas, en más situaciones y hacia más personas, hasta llegar al extremo más radical y peligroso para los demás y para uno mismo.

Desafortunadamente a veces realizamos actos o comportamientos hacia los demás que si bien no nos definen como persona tóxica sí que genera "toxicidad" en los demás. En muchas ocasiones estas actitudes o comportamientos los hacemos sin ninguna maldad, desde la mayor de las buenas voluntades, pero es más importante cómo llega y cómo se interpreta el mensaje, que la intención del emisor.

Vamos con algunos ejemplos en forma de preguntas (puedes responderlas sinceramente, nadie se va a enterar):


  1. ¿Eres de las personas que antes de felicitar a alguien por algún logro le estás dando algún pero?
  2. ¿Cuándo alguien te cuenta un problema le dices o insinuas que no te interesa, que te gusta más cuando está alegre, le das un consejo general sin considerar que a lo mejor lo que necesita es simplemente hablar?
  3. ¿Tiendes a corregir a los demás cuando se equivocan al hablar o al hacer algo?
  4. ¿Sueles ser continuamente crítico con los demás con la idea de que lo haces por su bien, para que no se equivoquen, o para que mejoren?
  5. ¿Cuando estás con alguien estás continuamente hablando de ti mismo, en una conversación solo hablas tú?
  6. ¿Estás continuamente quejándote de lo que te pasa, de tu vida, trabajo, etc.?
  7. ¿Aprovechas las conversaciones con los demás para señalar lo negativo de las cosas, hablar de problemas, dar peros, anticipar desgracias?
  8. ¿Tiendes a culpar a los demás de tus problemas, de lo malo que ocurre en tu vida?
  9. ¿No das ánimos, abrazos o besos cuando alguien los necesita?
  10. ¿Utilizas (manipulas) a los demás para tu propio beneficio, usas a las personas egoistamente?
  11. ¿No utilizas tu sentido del humor (el que tengas) con los demás?, ¿con qué frecuencia e intensidad lo usas?
  12. ¿La gente no confía en ti, no te contaría un secreto, no dejarían que cuidaras a sus plantas, periquito o gato?
  13. ¿Tiendes a discutir fácilmente, estar a la defensiva, sientes que los demás te agreden con sus palabras o gestos?
  14. ¿Piensas que la gente es mala, no te fías de ella, tienes ganas de venganza? 


Responder afirmativamente a estas preguntas no significa que seas una persona tóxica, naturalmente hay que tener en cuenta muchos más factores. Pero responder sí te puede ayudar a darte cuenta que tal vez hay cosas que puedes mejorar, tal vez estás proyectando un retrato de ti mismo a los demás que no te gusta especialmente. Darte cuenta de esto te puede ayudar a cambiar y a esforzarte para ser la clase de persona que te gustaría ser.

La conciencia es el primer paso para cambiar. La conciencia nos hará libres.


David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799



lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Crees que tienes depresión post-vacacional?


En los últimos años se ha venido denominando como síndrome o depresión post-vacacional al conjunto de sensaciones que acompañan a algunas personas cuando abandonan sus vacaciones y deben incorporarse a su puesto de trabajo, las labores domésticas o incluso a sus estudios.

La persona puede presentar algunas de los siguientes sensaciones físicas, como cansancio, fatiga, somnolencia, molestias musculares, insomnio, etc. Y también algunas dificultades psicológicas como tristeza, irritabilidad, indiferencia, nerviosismo, problemas de concentración, etc.

Estos síntomas pueden durar varios días, se considera que si dura más de diez o quince días probablemente no se trate del síndrome post-vacacional y lo adecuado sería acudir a un profesional de la salud (médico o psicólogo) para que valore el problema.

Muchas de estas sensaciones se pueden considerar reacciones normales y esperables tras haber estado un determinado periodo de tiempo de vacaciones, sin el estrés de madrugar, de ir al trabajo o a estudiar, realizando actividades placenteras, incluso pudiendo viajar, con la distracción que ello supone. Una vez se interrumpe esto, el cuerpo necesita un cierto periodo de adaptación a la antigua rutina, en la que uno debe afrontar nuevamente las antiguas fuentes de estrés que desafortunadamente en muchas ocasiones nos están esperando nuevamente...

Algunas recomendaciones para afrontar este síndrome son:

  • Intenta regresar varios días antes de incorporarte al trabajo o a los estudios, te ayudará a adaptarte.
  • Retoma tu antigua rutina poco a poco, con paciencia.
  • Continua realizando algunos de los buenos hábitos que realizabas durante tus vacaciones (pasear, hacer algo de deporte, leer, etc.) El hecho de no estar de vacaciones no implica no poder hacer cosas con las que disfrutas.
  • Retoma o inicia algún hobby que te gusta, te distrae y te hace sentir bien.
  • Ten presente que esas sensaciones son la respuesta de tu cuerpo para adaptarse al cambio de situación y que con el paso de los días irán disminuyendo (en el caso de que se prolonguen demasiado en el tiempo o de que sean tan frecuentes e intensas de manera que dificulten tu vida cotidiana, acude a un profesional)
  • Aprende alguna forma de relajarte, ya sea a través de alguna actividad física (yoga, pilates, taichi chuan...) o a través del aprendizaje de alguna técnica de relajación.
  • Comparte tiempo con amigos, pareja, familia... ya sea para compartir tus preocupaciones, recordar las vacaciones o simplemente distraerte y pasarlo bien.

David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


viernes, 22 de agosto de 2014

El estrés del cuidador


Las personas que se encargan de cuidar a otras, ya sea por cuestiones profesionales o personales, están sometidas a una gran carga de trabajo, no solo por las características de las tareas que tienen que realizar sino porque tienen que tratar con la enfermedad, el dolor y el sufrimiento de la persona que necesita ser cuidada.

Para que el estrés no deteriore excesivamente la salud del cuidador, es muy importante que sepa identificar las señales que indican que está sufriendo demasiado estrés y poder actuar a tiempo.

A continuación incluyo un enlace hacia una guía para cuidadores de personas dependientes elaborada por el Gobierno de Aragón.
Guía Básica para el cuidador

Finalmente incluyo un enlace hacia un artículo que explica este tema: El estrés en los cuidadores: consejos prácticos


David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


viernes, 1 de agosto de 2014

Hábitos de salud... mental


Todas las personas queremos tener una buena salud, desafortunadamente cuando más la valoramos es cuando enfermamos y la perdemos. Tan importante es saber qué hacer y a dónde dirigirse cuando enfermamos como saber prevenir la enfermedad.

En muchas ocasiones cuando hablamos de salud y enfermedad solo nos referimos a la de nuestro cuerpo físico, olvidando que es tan o más importante nuestra salud psicológica y emocional.

A continuación he redactado un breve listado de hábitos de salud mental. Naturalmente no están todos, me gustaría que comentaras qué te parecen, si haces alguno de ellos y cuál incluirías, de esta forma podré mejorar la lista y hacerla crecer.
  1. Aprende alguna técnica de relajación y practícala para que la puedas utilizar cuando más la necesites y en cualquier lugar.
  2. Realiza habitualmente algo de ejercicio físico, ya que está demostrado su relación con el bienestar psicológico y emocional.
  3. Cuida a una mascota o plantas. Ser el responsable del cuidado de otro ser vivo, tomar decisiones al respecto tienen beneficios a nivel psicológico.
  4. Ten amigos cerca o personas de confianza con las que poder hablar, compartir experiencias y emociones. Somo seres sociales, necesitamos del contacto y de las relaciones con los demás para sentir que formamos parte de un grupo y satisfacer nuestras necesidades sociales y emocionales.
  5. Realiza actividades que te diviertan, que te hagan reir, retoma o empieza algún hobby. Es importante que en tu vida hayan cosas que te producen satisfacción, aunque sean cosas simples, si te generan bienestar, valen.
  6. Come sano, ¿cómo son tus digestiones?, ¿te sientes pesado tras una comida?, ¿comes con ansiedad?, ¿te adormeces demasiado tras comer?, ¿identificas algunos alimentos con malestar tras ingerirlos?, ¿comes rápidamente?, ¿vas al baño de manera regular?, ¿crees que deberías comer mejor?
  7. Actúa de acuerdo con tus valores personales. Ser congruente contigo mismo (si tienes valores ecologistas se congruente con ellos), ir en contra de tus propios valores generan un malestar psicológico que a la larga pueden provocar problemas (si tu valor es la sinceridad, un trabajo donde tienes que ocultar la verdad o mentir te puede hacer daño).
  8. Sé una persona agradecida, agradece lo que tienes. Agradece a tu pareja, familia, algún amigo, a la naturaleza, a Dios, al universo... da igual, pero agradece. Por ejemplo, cuando te levantes por la mañana agradece 3 cosas buenas que haya en tu vida, y antes de acostarte agradece otras 3 cosas que te haya pasado durante el día, es mejor si las escribes con tu puño y letra.
  9. Rodéate de personas que te aporten cosas buenas, personas que te hagan sentir bien, que rían contigo, que te consuelen y apoyen en los momentos difíciles, que sientas su apoyo aunque estén lejos. Nuestro entorno social es muy importante para nuestro bienestar.
  10. Ten en cuenta posibles "señales de alarma" de malestar psicológico que te pueden estar indicando que es necesario que pidas ayuda.
  11. Visualiza en positivo, imagínate en el futuro haciendo bien algo, consiguiendo el éxito en eso que es importante para ti. Nuestro mundo es una construcción mental y emocional, una idea, una imagen mental o un recuerdo pueden generar muchas emociones en nosotros, puede llevarnos a actuar de diversas maneras. "Somos lo que pensamos". A lo mejor tienes que aprender primero a visualizar, a lo mejor tienes que aprender a hablarte de una manera adecuada, ¿eres muy crítico contigo mismo?, lo que te dices a ti mismo ¿se lo dirías a tu mejor amigo/a?
  12. Cuida tu aspecto (apariencia, forma de vestir, pelo, etc.) de manera que te gustes cuando te mires al espejo, siéntete a gusto contigo.
  13. Aprende a decir no (hazte respetar), a pedir cosas (reclama lo que es tuyo), a aceptar cumplidos y también críticas.
  14. Dedica algo de tiempo diario para ti solo, aprende a estar contigo mismo y disfrutar de tu compañía (el Mindfulness te puede servir para ello)
  15. Haz cosas que te gusten, que te llenen, que hagan tu vida agradable (pasear, ir a la playa, nadar, ir al cine, leer un libro, etc.)

Como podrás observar, la mayoría de estos comportamientos son accesibles para muchas personas (y siempre se pueden adaptar a las circunstancias de cada uno), será con motivación y constancia cómo se convertirán en un hábito.

Hay algunas de ellas (como la número 1- aprender alguna técnica de relajación, o la 14- disfrutar de tu propia compañía en soledad) en la que puede que necesites algún tipo de orientación profesional para aprenderlas. Y muy importante es la número 10 (observar las "señales de alarma") donde no tienes que dudar y pedir ayuda profesional (siempre es mejor prevenir que curar).

¿Qué hábito realizas tú que te proporciona salud mental?
Cuéntamelo.

David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


lunes, 28 de julio de 2014

¿Cuándo visitar a un psicólogo?


Lejos de hacer aquí un listado de síntomas y trastornos psicológicos (los cuales pueden ser consultados en otras páginas especializadas en este tipo de listados) te propongo hacer un recorrido por otro tipo de señales, señales que muchas veces pueden pasar desapercibidas y que en ocasiones constituyen indicios de que algo merece nuestra atención e incluso la atención de un profesional.

Desde este punto de vista, hay determinadas sensaciones físicas, pensamientos o emociones que no son agradables vivirlos, pero que en muchas ocasiones "es lo que toca vivir" porque las circunstancias que te rodean así lo determinan (por ejemplo estar triste por haber perdido a un ser querido, o estar estresado por tener mucha carga de trabajo). Hasta cierto punto estas sensaciones son normales, solo serán señales para actuar sobre ellas cuando ocurran con demasiada frecuencia, intensidad, cuando generan la sensación de no poderlo soportar o cuando realmente están limitando tu vida cotidiana, impidiéndote vivir de una manera satisfactoria. Es entonces cuando uno debe de ocuparse (en lugar de pre-ocuparse) y solicitar la ayuda u orientación de un profesional que le pueda ayudar adecuadamente.

Esto no quiere decir que toda visita a un psicólogo implique iniciar un largo proceso de terapia (con todo el gasto de esfuerzo, tiempo y dinero que puede suponer), en ocasiones, a veces basta con pocas visitas para darse cuenta de algunos aspectos de nuestra vida, o recibir algún tipo de orientación, o poder contar de una manera diferente a un profesional ese problema que te atormenta desde hace tiempo...

Naturalmente no quiero simplificar la realidad, cada persona que acude a terapia es única, sus circunstancias son únicas, lo que hace que cualquier orientación o terapia deba ajustarse y adaptarse a cada uno para obtener el máximo beneficio... y en ocasiones eso implica tiempo, dedicación y esfuerzo. Además, hay que tener en cuenta que es un proceso que en determinados momentos puede ser duro y doloroso, pero el motivo por el que se hace merecerá la pena y siempre podrás disponer del apoyo de un profesional que te acompañe.

Por lo tanto, si tienes la sensación de que algo no va bien, si sientes que has perdido alguna capacidad vital que antes poseías, si notas que tu manera de relacionarte con los demás y/o contigo mismo ha cambiado, si has perdido la ilusión con tu vida y no lo sientes como algo pasajero o puntual, si tienes periodos largos de tristeza, de profunda soledad, de ansiedad o estrés que no puedes controlar y te están limitando tu vida, miedos y temores que te desbordan, pensamientos repetitivos que no te puedes quitar de la cabeza y te producen malestar, no te quieres tanto como antes (baja autoestima), etc. es posible que necesites ocuparte de ello y que tengas que visitar a un psicólogo. 

David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


¿Sobre qué tema de psicología te gustaría leer?