domingo, 14 de diciembre de 2014

La ficción de la memoria por Elizabeth Loftus (en TED)

"La psicóloga Elizabeth Loftus estudia los recuerdos. Más precisamente, ella estudia falsos recuerdos, cuando las personas ya sea que recuerden cosas que no ocurrieron o las recuerden de forma distinta a como fueron en realidad. Es más común de lo que se podría pensar. Loftus comparte algunas historias y estadísticas sorprendentes, y trae a colación algunas preguntas éticas importantes que todos deberíamos acordarnos de considerar" (TED)

http://www.ted.com/talks/elizabeth_loftus_the_fiction_of_memory?language=es

viernes, 31 de octubre de 2014

Cuando el pasado sigue siendo presente



En ocasiones intentamos avanzar, seguir hacia delante a pesar de las dificultades y problemas, podemos llegar a creer que si avanzamos sin mirar atrás lo conseguiremos y dejaremos en el olvido aquello que tanto nos dolió, que tanto daño nos hizo y que forma parte de nuestro pasado...


Desafortunadamente, en ocasiones ese pasado que queremos dejar atrás sigue siendo presente, se hace presente en forma de recuerdos recurrentes, en forma de sueños y pesadillas, en forma de diversos malestares que sabemos o intuimos que están relacionados o que padecemos desde que eso ocurrió... en estos casos el pasado sigue siendo presente, por mucho que corramos está dentro de nosotros, y es importante y necesario que nos demos cuenta que para lograr que deje de ser nuestro presente, tenemos que afrontarlo de alguna manera, pudiendo ser necesario pedir ayuda.

Afortunadamente hoy en día existen técnicas que permiten eso, también existen profesionales cualificados que saben ofrecer esa ayuda desde la comprensión, la empatía y el respeto que se merece toda persona que sufre a causa de su pasado.

No estás solo, puedes recuperar tu esperanza, déjate ayudar.

David Moleiro Melián.
Psicólogo T-1799


sábado, 4 de octubre de 2014

¿Cómo te hablas a tí mismo?


De manera automática solemos tener en nuestro interior un diálogo interno que puede ir narrando aquello que ocurre en nuestras vidas, lo que nos rodea, lo que nos pasa. Este diálogo interno puede hacer valoraciones, interpretaciones, juicios tanto del exterior como de nosotros mismos y desafortunadamente en más ocasiones de las deseadas eso que nos decimos no suele ser muy agradable.

Muchas personas suelen ser demasiado duras consigo mismas a la hora de valorar sus capacidades, habilidades, formas de ser y de comportarse, incluso ser duros con las propias formas de pensar y con las emociones y sentimientos que tienen.

Hay personas que sienten culpabilidad por tener en la cabeza determinadas ideas ("no debería pensar así","tengo que estar loco por tener estas ideas"), o por sentir determinadas emociones ("me siento culpable porque me van bien las cosas y me siento triste"). Hay personas que se desprecian por no comportarse de una determinada manera ("debería ser más sociable"), o por comportarse de alguna forma que no desean ("¡¿cuándo aprenderé a decir que no?!"). Hay personas que no se gustan ni física ni personalmente, desean ser diferentes ("soy gordo, a nadie le puedo gustar", "no soy simpático")...

Este diálogo interno se manifiestan con palabras o frases que uno se dice a sí mismo, frases del tipo: no valgo para nada, soy un inútil, otra vez fracasaré, no lo conseguiré, soy malo, no lo puedo hacer, los demás son mejores que yo, no puedo empezar nada, no puedo acabar nada, me odio a mí mismo, soy un fracasado, etc. A la larga, estas frases pueden favorecer o mantener estados de ánimo bajos o deprimidos, bajar la autoestima, influir negativamente en el autoconcepto, lo cual favorece a su vez dichas frases e ideas, entrando en un círculo vicioso...

Todas las personas tenemos un diálogo interno, la diferencia entre unas y otras es lo bien o mal que nos tratamos a lo largo del día, en los distintos lugares donde ocurre nuestra vida, con distintas personas, etc. Así por ejemplo, hay personas que son muy autoexigentes y se dan "mucha caña", no permitiéndose cometer ningún error, lo cuál es difícil dadas sus necesidades perfeccionistas; otros pueden ser más benevolentes y se pueden tratar con más cariño y compasión. Sería una cuestión de grado o cantidad, en mayor o menor medida "nos hablamos" mejor o peor.

Una posible salida a este hábito es tomar consciencia de qué tipo de palabras y frases autorreferenciales nos decimos a nosotros mismos en nuestro día a día. Una vez nos demos cuenta, podemos hacer el esfuerzo de relativizar dichas ideas, buscar otras cosas alternativas para decirnos, buscar pruebas objetivas y realistas sobre la veracidad de las mismas. Se buscaría sustituir ese viejo y perjudicial hábito por otro más adecuado y beneficioso.

Desafortunadamente, en ocasiones este diálogo interno es excesivamente duro, rígido e inflexible, es excesivamente destructor... generando mucho malestar y sufrimiento y a la larga (junto a otros factores) puede llevar a afectar tu salud y generar algún problema psicológico. En estos casos sí sería recomendable buscar ayuda profesional, la cual te ayudaría a sustituir ese mal hábito mental.

Finalmente, añado algunas preguntas que espero te ayuden a reflexionar:

¿Cómo te hablas a tí mismo?
¿Le hablas a tus amigos como te hablas a ti?
¿Permitirías que un amigo te hablara así?
¿Qué pensarías de una persona que se habla a sí misma como tú lo haces?¿Qué le aconsejarías?
¿Cómo te sentirías (o te sientes) si alguno de tus padres, hijos o tu pareja te hablara como tú lo haces?
¿Mereces recibir ese trato?¿Durante cuánto tiempo más?¿Quieres cambiarlo?

...puedes cambiarlo.

David Moleiro Melián.
Psicólogo T-1799


viernes, 19 de septiembre de 2014

¿Eres una persona tóxica?


Se ha escrito mucho sobre las personas tóxicas, qué son, cómo identificarlas y cómo "combatirlas", pero te has preguntado alguna vez si ¿tú eres una persona tóxica para los demás?

Naturalmente la respuesta automática es...


"¡NO!, ¿¡cómo voy a ser yo una persona tóxica!?"

Lejos de apostar aquí por la existencia de una personalidad tóxica, podríamos hablar de conductas que serían más o menos tóxicas, estas conductas las realizaríamos con mayor o menor frecuencia en nuestras vidas y las realizaríamos hacia pocas, muchas o todas las personas de nuestro entorno.

Por lo tanto, ya tenemos una dimensión o continuo en la que podremos situar a los demás y a nosotros mismos: en un extremo los que nunca son tóxicos con nadie en ninguna situación, y a medida que vamos desplazándonos y aumentando nuestra "toxicidad" (y permítanme la expresión) iremos realizando más conductas tóxicas, en más situaciones y hacia más personas, hasta llegar al extremo más radical y peligroso para los demás y para uno mismo.

Desafortunadamente a veces realizamos actos o comportamientos hacia los demás que si bien no nos definen como persona tóxica sí que genera "toxicidad" en los demás. En muchas ocasiones estas actitudes o comportamientos los hacemos sin ninguna maldad, desde la mayor de las buenas voluntades, pero es más importante cómo llega y cómo se interpreta el mensaje, que la intención del emisor.

Vamos con algunos ejemplos en forma de preguntas (puedes responderlas sinceramente, nadie se va a enterar):


  1. ¿Eres de las personas que antes de felicitar a alguien por algún logro le estás dando algún pero?
  2. ¿Cuándo alguien te cuenta un problema le dices o insinuas que no te interesa, que te gusta más cuando está alegre, le das un consejo general sin considerar que a lo mejor lo que necesita es simplemente hablar?
  3. ¿Tiendes a corregir a los demás cuando se equivocan al hablar o al hacer algo?
  4. ¿Sueles ser continuamente crítico con los demás con la idea de que lo haces por su bien, para que no se equivoquen, o para que mejoren?
  5. ¿Cuando estás con alguien estás continuamente hablando de ti mismo, en una conversación solo hablas tú?
  6. ¿Estás continuamente quejándote de lo que te pasa, de tu vida, trabajo, etc.?
  7. ¿Aprovechas las conversaciones con los demás para señalar lo negativo de las cosas, hablar de problemas, dar peros, anticipar desgracias?
  8. ¿Tiendes a culpar a los demás de tus problemas, de lo malo que ocurre en tu vida?
  9. ¿No das ánimos, abrazos o besos cuando alguien los necesita?
  10. ¿Utilizas (manipulas) a los demás para tu propio beneficio, usas a las personas egoistamente?
  11. ¿No utilizas tu sentido del humor (el que tengas) con los demás?, ¿con qué frecuencia e intensidad lo usas?
  12. ¿La gente no confía en ti, no te contaría un secreto, no dejarían que cuidaras a sus plantas, periquito o gato?
  13. ¿Tiendes a discutir fácilmente, estar a la defensiva, sientes que los demás te agreden con sus palabras o gestos?
  14. ¿Piensas que la gente es mala, no te fías de ella, tienes ganas de venganza? 


Responder afirmativamente a estas preguntas no significa que seas una persona tóxica, naturalmente hay que tener en cuenta muchos más factores. Pero responder sí te puede ayudar a darte cuenta que tal vez hay cosas que puedes mejorar, tal vez estás proyectando un retrato de ti mismo a los demás que no te gusta especialmente. Darte cuenta de esto te puede ayudar a cambiar y a esforzarte para ser la clase de persona que te gustaría ser.

La conciencia es el primer paso para cambiar. La conciencia nos hará libres.


David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799



lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Crees que tienes depresión post-vacacional?


En los últimos años se ha venido denominando como síndrome o depresión post-vacacional al conjunto de sensaciones que acompañan a algunas personas cuando abandonan sus vacaciones y deben incorporarse a su puesto de trabajo, las labores domésticas o incluso a sus estudios.

La persona puede presentar algunas de los siguientes sensaciones físicas, como cansancio, fatiga, somnolencia, molestias musculares, insomnio, etc. Y también algunas dificultades psicológicas como tristeza, irritabilidad, indiferencia, nerviosismo, problemas de concentración, etc.

Estos síntomas pueden durar varios días, se considera que si dura más de diez o quince días probablemente no se trate del síndrome post-vacacional y lo adecuado sería acudir a un profesional de la salud (médico o psicólogo) para que valore el problema.

Muchas de estas sensaciones se pueden considerar reacciones normales y esperables tras haber estado un determinado periodo de tiempo de vacaciones, sin el estrés de madrugar, de ir al trabajo o a estudiar, realizando actividades placenteras, incluso pudiendo viajar, con la distracción que ello supone. Una vez se interrumpe esto, el cuerpo necesita un cierto periodo de adaptación a la antigua rutina, en la que uno debe afrontar nuevamente las antiguas fuentes de estrés que desafortunadamente en muchas ocasiones nos están esperando nuevamente...

Algunas recomendaciones para afrontar este síndrome son:

  • Intenta regresar varios días antes de incorporarte al trabajo o a los estudios, te ayudará a adaptarte.
  • Retoma tu antigua rutina poco a poco, con paciencia.
  • Continua realizando algunos de los buenos hábitos que realizabas durante tus vacaciones (pasear, hacer algo de deporte, leer, etc.) El hecho de no estar de vacaciones no implica no poder hacer cosas con las que disfrutas.
  • Retoma o inicia algún hobby que te gusta, te distrae y te hace sentir bien.
  • Ten presente que esas sensaciones son la respuesta de tu cuerpo para adaptarse al cambio de situación y que con el paso de los días irán disminuyendo (en el caso de que se prolonguen demasiado en el tiempo o de que sean tan frecuentes e intensas de manera que dificulten tu vida cotidiana, acude a un profesional)
  • Aprende alguna forma de relajarte, ya sea a través de alguna actividad física (yoga, pilates, taichi chuan...) o a través del aprendizaje de alguna técnica de relajación.
  • Comparte tiempo con amigos, pareja, familia... ya sea para compartir tus preocupaciones, recordar las vacaciones o simplemente distraerte y pasarlo bien.

David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


domingo, 24 de agosto de 2014

Miedos comunes en niños y adolescentes


A lo largo del crecimiento es normal que surjan distintos miedos y temores, los cuales suelen desaparecer con el paso del tiempo. A continuación presentamos un resumen de estos miedos evolutivos:
  1. Primer año de vida: pérdida de apoyo físico, sonidos fuertes, alturas, personas u objetos extraños (sobre todo entre los seis y doce meses), objetos amenazantes, separación de los padres.
  2. Entre primer año y dos años y medio: tormentas, mar, pequeños animales, insectos, separarse de los padres.
  3. Dos años y medio hasta seis años: oscuridad, animales en general, quedarse solo, monstruos, fantasmas, se acentúa el miedo a separarse de los padres.
  4. De seis a once: sucesos sobrenaturales, heridas en el cuerpo, daños físico, hacer el ridículo, salud, muerte, miedos escolares (rendimiento, compañeros, aspectos sociales).
  5. De once a trece: miedos escolares, sociales, económicos, políticos, sobre la autoimagen y el autoconcepto.
  6. De trece a dieciocho años: sexuales, autoidentidad, rendimiento personal, sociales, académicos, políticos y económicos.

Hay que tener en cuenta que los miedos pueden surgir sutilmente así como desaparecer progresivamente. Esto quiere decir que no por el hecho de cumplir siete años desaparecerán completamente los miedos que se tenían a los seis.

Hay miedos y temores que dependiendo de las circunstancias pueden permanecer más tiempo, evolucionar hacia otras formas de expresión o aparecer otros nuevos en la vida adulta, por ejemplo las denominadas fobias.

Por otro lado, este es un resumen orientativo, en función de las investigaciones que se consulten pueden haber variaciones sobre los tipos de miedos y los intervalos de edad.

Finalmente, el pediatra o el psicólogo infantil pueden informar y orientar sobre el adecuado desarrollo de los niños en este aspecto.

David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


viernes, 22 de agosto de 2014

El estrés del cuidador


Las personas que se encargan de cuidar a otras, ya sea por cuestiones profesionales o personales, están sometidas a una gran carga de trabajo, no solo por las características de las tareas que tienen que realizar sino porque tienen que tratar con la enfermedad, el dolor y el sufrimiento de la persona que necesita ser cuidada.

Para que el estrés no deteriore excesivamente la salud del cuidador, es muy importante que sepa identificar las señales que indican que está sufriendo demasiado estrés y poder actuar a tiempo.

A continuación incluyo un enlace hacia una guía para cuidadores de personas dependientes elaborada por el Gobierno de Aragón.
Guía Básica para el cuidador

Finalmente incluyo un enlace hacia un artículo que explica este tema: El estrés en los cuidadores: consejos prácticos


David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


lunes, 11 de agosto de 2014

Vale más hacer...



¿Qué opinas sobre esta frase?

¿Eres de las personas que se arrepiente más por lo que no ha hecho o por lo que ha hecho?

¿Te gustaría cambiar?

¿Para qué quieres cambiar?

¿Cómo se te ocurre hacerlo?


David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


viernes, 1 de agosto de 2014

Hábitos de salud... mental


Todas las personas queremos tener una buena salud, desafortunadamente cuando más la valoramos es cuando enfermamos y la perdemos. Tan importante es saber qué hacer y a dónde dirigirse cuando enfermamos como saber prevenir la enfermedad.

En muchas ocasiones cuando hablamos de salud y enfermedad solo nos referimos a la de nuestro cuerpo físico, olvidando que es tan o más importante nuestra salud psicológica y emocional.

A continuación he redactado un breve listado de hábitos de salud mental. Naturalmente no están todos, me gustaría que comentaras qué te parecen, si haces alguno de ellos y cuál incluirías, de esta forma podré mejorar la lista y hacerla crecer.
  1. Aprende alguna técnica de relajación y practícala para que la puedas utilizar cuando más la necesites y en cualquier lugar.
  2. Realiza habitualmente algo de ejercicio físico, ya que está demostrado su relación con el bienestar psicológico y emocional.
  3. Cuida a una mascota o plantas. Ser el responsable del cuidado de otro ser vivo, tomar decisiones al respecto tienen beneficios a nivel psicológico.
  4. Ten amigos cerca o personas de confianza con las que poder hablar, compartir experiencias y emociones. Somo seres sociales, necesitamos del contacto y de las relaciones con los demás para sentir que formamos parte de un grupo y satisfacer nuestras necesidades sociales y emocionales.
  5. Realiza actividades que te diviertan, que te hagan reir, retoma o empieza algún hobby. Es importante que en tu vida hayan cosas que te producen satisfacción, aunque sean cosas simples, si te generan bienestar, valen.
  6. Come sano, ¿cómo son tus digestiones?, ¿te sientes pesado tras una comida?, ¿comes con ansiedad?, ¿te adormeces demasiado tras comer?, ¿identificas algunos alimentos con malestar tras ingerirlos?, ¿comes rápidamente?, ¿vas al baño de manera regular?, ¿crees que deberías comer mejor?
  7. Actúa de acuerdo con tus valores personales. Ser congruente contigo mismo (si tienes valores ecologistas se congruente con ellos), ir en contra de tus propios valores generan un malestar psicológico que a la larga pueden provocar problemas (si tu valor es la sinceridad, un trabajo donde tienes que ocultar la verdad o mentir te puede hacer daño).
  8. Sé una persona agradecida, agradece lo que tienes. Agradece a tu pareja, familia, algún amigo, a la naturaleza, a Dios, al universo... da igual, pero agradece. Por ejemplo, cuando te levantes por la mañana agradece 3 cosas buenas que haya en tu vida, y antes de acostarte agradece otras 3 cosas que te haya pasado durante el día, es mejor si las escribes con tu puño y letra.
  9. Rodéate de personas que te aporten cosas buenas, personas que te hagan sentir bien, que rían contigo, que te consuelen y apoyen en los momentos difíciles, que sientas su apoyo aunque estén lejos. Nuestro entorno social es muy importante para nuestro bienestar.
  10. Ten en cuenta posibles "señales de alarma" de malestar psicológico que te pueden estar indicando que es necesario que pidas ayuda.
  11. Visualiza en positivo, imagínate en el futuro haciendo bien algo, consiguiendo el éxito en eso que es importante para ti. Nuestro mundo es una construcción mental y emocional, una idea, una imagen mental o un recuerdo pueden generar muchas emociones en nosotros, puede llevarnos a actuar de diversas maneras. "Somos lo que pensamos". A lo mejor tienes que aprender primero a visualizar, a lo mejor tienes que aprender a hablarte de una manera adecuada, ¿eres muy crítico contigo mismo?, lo que te dices a ti mismo ¿se lo dirías a tu mejor amigo/a?
  12. Cuida tu aspecto (apariencia, forma de vestir, pelo, etc.) de manera que te gustes cuando te mires al espejo, siéntete a gusto contigo.
  13. Aprende a decir no (hazte respetar), a pedir cosas (reclama lo que es tuyo), a aceptar cumplidos y también críticas.
  14. Dedica algo de tiempo diario para ti solo, aprende a estar contigo mismo y disfrutar de tu compañía (el Mindfulness te puede servir para ello)
  15. Haz cosas que te gusten, que te llenen, que hagan tu vida agradable (pasear, ir a la playa, nadar, ir al cine, leer un libro, etc.)

Como podrás observar, la mayoría de estos comportamientos son accesibles para muchas personas (y siempre se pueden adaptar a las circunstancias de cada uno), será con motivación y constancia cómo se convertirán en un hábito.

Hay algunas de ellas (como la número 1- aprender alguna técnica de relajación, o la 14- disfrutar de tu propia compañía en soledad) en la que puede que necesites algún tipo de orientación profesional para aprenderlas. Y muy importante es la número 10 (observar las "señales de alarma") donde no tienes que dudar y pedir ayuda profesional (siempre es mejor prevenir que curar).

¿Qué hábito realizas tú que te proporciona salud mental?
Cuéntamelo.

David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


lunes, 28 de julio de 2014

¿Cuándo visitar a un psicólogo?


Lejos de hacer aquí un listado de síntomas y trastornos psicológicos (los cuales pueden ser consultados en otras páginas especializadas en este tipo de listados) te propongo hacer un recorrido por otro tipo de señales, señales que muchas veces pueden pasar desapercibidas y que en ocasiones constituyen indicios de que algo merece nuestra atención e incluso la atención de un profesional.

Desde este punto de vista, hay determinadas sensaciones físicas, pensamientos o emociones que no son agradables vivirlos, pero que en muchas ocasiones "es lo que toca vivir" porque las circunstancias que te rodean así lo determinan (por ejemplo estar triste por haber perdido a un ser querido, o estar estresado por tener mucha carga de trabajo). Hasta cierto punto estas sensaciones son normales, solo serán señales para actuar sobre ellas cuando ocurran con demasiada frecuencia, intensidad, cuando generan la sensación de no poderlo soportar o cuando realmente están limitando tu vida cotidiana, impidiéndote vivir de una manera satisfactoria. Es entonces cuando uno debe de ocuparse (en lugar de pre-ocuparse) y solicitar la ayuda u orientación de un profesional que le pueda ayudar adecuadamente.

Esto no quiere decir que toda visita a un psicólogo implique iniciar un largo proceso de terapia (con todo el gasto de esfuerzo, tiempo y dinero que puede suponer), en ocasiones, a veces basta con pocas visitas para darse cuenta de algunos aspectos de nuestra vida, o recibir algún tipo de orientación, o poder contar de una manera diferente a un profesional ese problema que te atormenta desde hace tiempo...

Naturalmente no quiero simplificar la realidad, cada persona que acude a terapia es única, sus circunstancias son únicas, lo que hace que cualquier orientación o terapia deba ajustarse y adaptarse a cada uno para obtener el máximo beneficio... y en ocasiones eso implica tiempo, dedicación y esfuerzo. Además, hay que tener en cuenta que es un proceso que en determinados momentos puede ser duro y doloroso, pero el motivo por el que se hace merecerá la pena y siempre podrás disponer del apoyo de un profesional que te acompañe.

Por lo tanto, si tienes la sensación de que algo no va bien, si sientes que has perdido alguna capacidad vital que antes poseías, si notas que tu manera de relacionarte con los demás y/o contigo mismo ha cambiado, si has perdido la ilusión con tu vida y no lo sientes como algo pasajero o puntual, si tienes periodos largos de tristeza, de profunda soledad, de ansiedad o estrés que no puedes controlar y te están limitando tu vida, miedos y temores que te desbordan, pensamientos repetitivos que no te puedes quitar de la cabeza y te producen malestar, no te quieres tanto como antes (baja autoestima), etc. es posible que necesites ocuparte de ello y que tengas que visitar a un psicólogo. 

David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


¿Qué es una terapia psicológica?



Una terapia psicológica o psicoterapia es un proceso que ocurre entre varias personas, uno es el terapeuta y el otro u otros las personas que piden ayuda.

Es un proceso de descubrimiento y crecimiento no solo para las personas que buscan ayuda sino también para el propio terapeuta, es decir, es un proceso que puede y tiene que ser enriquecedor para todas las personas implicadas.

Durante ese proceso se establece una relación humana que debe caracterizarse por el respeto, la confianza y el compromiso mutuo por lo que está ocurriendo durante ese encuentro. Desde esa relación de confianza y seguridad la persona que pide ayuda aprenderá cosas nuevas: se dará cuenta de su potencial para superar sus problemas, aprenderá estrategias o herramientas para usar en su vida cotidiana, aprenderá a combatir el estrés, la ansiedad, el abatimiento, a relacionarse de otra manera más adaptativa con los demás y consigo mismo, etc.

Los objetivos que se persigan durante la terapia deben ser concretos y específicos para cada persona, toda las técnicas que se usen se adaptarán a las características del otro, a sus capacidades, a su problemática, etc.

Toda terapia psicológica debe ser llevada a cabo por un profesional (un licenciado o graduado en psicología), alguien con la formación oficial y reglada que ofrezca garantías de seguridad y eficacia, debe estar colegiado y acogerse al código deontológico que determina su profesión. Toda persona que necesite ayuda psicológica debe evitar por su seguridad a otros terapeutas que no cumplen estos requisitos y que ejercen por lo tanto desde el intrusismo profesional, hay que tener en cuenta que están poniendo su salud en las manos de alguien...

Existen muchos tipos de terapias y muchos enfoques terapéuticos (conductual, cognitivo, humanista, gestalt, sistémico, ecléctico, etc.), pero la mayoría de ellos tienen un objetivo común: aliviar el malestar o sufrimiento que está viviendo la persona. 

David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


domingo, 27 de julio de 2014

¿Qué te está impidiendo hoy empezar con ese proyecto vital tan importante para ti? ¿Qué te está impidiendo crecer y mejorar?



Muchas personas desean mejorar su autoestima, desean ser felices, desean vivir en paz... Existen muchos consejos, trucos y directrices que pretenden ayudarte a conseguir esos deseados y nobles objetivos, aunque desafortunadamente en muchas ocasiones quedan en palabras bonitas, buenos consejos y poco más...

Como se ha mencionado en muchas ocasiones, para alcanzar esos objetivos hay que centrarse en el camino, en el proceso que ocurre desde que uno se marca un objetivo y se esfuerza para alcanzarlo. Recorrer este camino requiere esfuerzo y dedicación, requiere valentía, requiere ser capaz de asumir la responsabilidad de tus decisiones y de tu vida... y esta es una buena manera de mejorar la autoestima, de recorrer el camino de la felicidad y de poder vivir en paz.

El mejor momento para empezar a recorrer ese camino es ahora, ¿estás dispuesto a coger las riendas de tu vida?, ¿qué puedes empezar a hacer ahora mismo que te acerque un poco más hacia aquello que es importante para ti?

David Moleiro Melián
Psicólogo T-1799


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